De Colombia: Más sobre los crimines de las bananeras [1929]

(La Continental Obrera, Octubre de 1929, numero 3)

Transcribimos del periódico « Claridad » do Bogotá[1], los siguientes detalles:

Los obreros de esa región (de las bananeras) están pendientes de lo que haga el Dr. Eliécer Gaitán en la cámara baja, en el sentido de que se diga a la Republica entera quiénes son los responsables de los horrendos crimines cometidos en la zona bananera durante el régimen militar que estableció Carlos Cortés Vargas.

Alía se preguntan todos por qué el doctor Gaitán, que tanto optimismo infundiera con su presencia en estos trágicos lugares, no ha provocado hasta estos momentos en la cámara la correspondiente denuncia sobre los sangrientos sucesos que se iniciaron en la madrugada del 6 de diciembre de 1928, cuyas víctimas inocentes e indefensos fueron los obreros magdalenenses.

Los periódicos « El Horizonte » y « La Organización », de Ciénega, traen los siguientes apuntes sobre la tragedia de Magdalena:

Se asegura en el público, con caracteres alarmantes, que al visitar ayer el doctor Jorge Eliécer Gaitán al Municipio de Aracataca, supo de la muerte de 170 trabajadores, lo cual hasta este momento ignorábamos en esta ciudad.

Personas que regresaron de Aracataca en el tren que conducía al doctor Gaitán, nos informan que varias señoras la presentaron al ilustre congresista, niñas que fueron violadas durante el sitio por miembros del ejército que comandaba el señor Cortes Vargas. Nos informan también, que en Aracataca ignoraban la muerte de esos cientos setenta trabajadores y dicen, los habitantes de aquella población, que en la cárcel de allí hubo más de cien presos que desaparecieron; presumen que los mataban de noche.

¡Qué horror!

* * *

En momentos de entrar en prensa la presente edición, encontró el doctor Gaitan, un cadáver en las cercanías del Matadero de la ciudad.

Estos acontecimientos de que nos estamos ocupando, demuesran que las ametralladoras del 6 de diciembre hicieron muchos cadáveres que no están en el cementerio. El cadáver en mención fue hallado dentro de un barril.

* * *

Según correspondencia que acabamos de recibir de la región bananera, dice que el obrerismo de Guacamayal, con títulos de dominio, pide que se entregue la casa de su propiedad que en aquel Corregimiento de la jurisdicción de este Municipio, le confiscó el señor general Carlos Cortés Vargas, exjefe civil y militar de esta provincia.

* * *

En la zona bananera, como ya lo saben nuestros lectores, fueron violadas varias niñas por los heroicos militares comandados por el mariscal Carlos Cortés Vargas.

De las niñas violadas, de la mujer a quien le saltaron un ojo y le rompieron un brazo los proyectiles de los héroes, pacificadores de las bananeras, y del cadáver del niño hallado en los playones de Aguacoca, existen varias fotografías, para confundir a quienes pretendan desvirtuar los horrorosos crimines que cometieron los militares durante el estado de sitio en la región de Magdalena.

En Fundación, corregimiento del municipio de Aracataca, los militares se dieron a la tarea de cazar gallinas con las municiones de guerra que les sobro de la carnicería de obreros, llevada a cabo en la mañana del 6 de diciembre de 1928.

Un militar por disparar contra un pavo que se hallaba en la mitad de la calle, hirió gravemente a une niña en un brazo. De esta niña también existen fotografías, más que serán exhibidas en los redondeles de las cámaras oportunamente junto con las de las niñas violadas, la mujer tuerta, y el cadáver del niño.

Un obrero de apellido Varela, cuenta que los militares se apoderaron de él y lo pusieron de cureña de una ametralladora. Varela dice que estuvo entre la vida y la muerte, pues cada vez que sentía disparar la ametralladora que tenía encima de sus espaldas, temblaba de miedo. Afirma asimismo este buen trabajador que después de terminado el tiroteo, le amarraron las manos unos soldados y un oficial le dijo:

“Váyase, pedazo de bandolero”

 El 15 de julio de este año [1929] fue desenterrado el cadáver de un niño en los playones de Aguacoca, y que corresponde al hijo de la señora que fue muerta por las ametralladoras de Cortés Vargas en la madrugada del seis de diciembre. Este niño según sostienen personas que lo vieron, lo llevaba esta noche su madre en brazos.

Nosotros, frente a esa serie espantable de crimines que no tienen iguales en el mundo, preguntamos al congreso nacional qué motivos se le han presentados hasta hoy para que no haya procedido a castigar de una manera ejemplar a los responsables de tan monstruosos crímenes. ¿ O es que espera el congreso, haciendo política, comerciar con esos asesinatos de masas de obreros, con las violaciones de niñas, con las cureñas humanas y con los cadáveres de los niños que fueron muertos en los brazos de las madres ¿


[1] Claridad era un semanario que se publicaba en Bogotá por el editor Erasmo Valencia. Se imprimía en la Imprenta Mundial ubicada en la misma ciudad, la cual era sostenida por un grupo de intelectuales directores de periódicos socialistas y anarquistas a finales de la década del veinte, entre los cuales figuraba el periódico de Valencia. Claridad es típico de la prensa socialista revolucionaria de este época, ya que dentro de las principales características de esta clase de diarios, se encontraban “la difusión de un “discurso ideológico pluralista” que mezclaba, liberalismo, socialismo marxista, socialismo utópico, cristianismo y anarquismo; reivindicación de la herencia radical de la Revolución Francesa; confianza en la ciencia y en la razón; lucha antialcohólica; difusión de la Revolución Rusa; preocupación por la situación de la mujer; exaltación de los trabajadores como factor de progreso; necesidad de la organización obrera; reivindicación del cristianismo; campaña por la implementación de una legislación obrera, seguimiento a las huelgas y luchas populares, preocupación por la situación de los colonos y trabajadores del campo, y antiimperialismo” En: Núñez Espinel Luz Ángela, El obrero ilustrado – prensa obrera y popular en Colombia 1909-1929, Universidad de los Andes, Bogotá, 2006, p. 119.

=====

=========

Algunos elementos de contexto para entender (compilacion de textos encuentrados en internet)

La United Fruit Company era una firma comercial multinacional estadounidense que comercializaba frutas (principalmente banano) en latino América, eran tan influyentes que se llegaron a convertir en una FUERZA POLITICA en muchos países de la región. No por algo le decían en algunos sitios «el pulpo» y no es para menos influyeron decisivamente sobre gobiernos y partidos para mantener sus operaciones con el mayor margen posible de ganancias, al extremo de apoyar golpes de Estado y comprar políticos.

Para finales de los años 20, habían entre 22 y 25.000 trabajadores de la United Fruit en la zona bananera de Colombia, que tenía 60.000 hectáreas de extensión.

Las exportaciones por Santa Marta llegaron a los 10 millones de racimos por 1a vez en 1926, una muestra de la expansión del sector capitalista en Colombia en los años 20

Los trabajadores estaban inconformes por las prácticas de la compañía para con ellos, para empezar decían que los obreros NO ERAN sus empleados y tenían la poca vergüenza de descontarle 2% de su paga para «salud». (Esto amigos es CAPITALISMO puro y duro)

Los trabajadores que se enfermaban o que sufrían accidentes de trabajo una vez en el hospital solo les daban quinina o sulfato de magnesio, sin revisar cuál era la enfermedad o accidente.

Otra cosa que incomodaba a los trabajadores era la vivienda, llegando a dormir hasta 7 PERSONAS en un cuarto de 3×3 metros, sin ventilación, agua potable ni nada!

En 1928, los obreros bananeros elaboraron un pliego de peticiones compuesto de 9 demandas a la United Fruit Co. El 6 de octubre de 1928 una asamblea de la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena, en Ciénaga, aprobó unánimemente el pliego. Sería el primero paso hacia la huelga bananera que culiminaría en la masacre 2 meses después.

Las 9 demandas de la Unión Sindical del Magdalena (USM) se pueden dividir en 3 categorías. Un grupo de demandas (#4–7) tenían que ver con los salarios de los trabajadores y asuntos relacionados: un aumento de 50% en los jornales, el fin de los comisariatos y vales de la United Fruit, pagos cada 7 y no cada 14 días

(Foto de 1929)

Un jornalero de la United ganó entre 1.50 y 1.80 pesos diarios. Con fines de comparación, el cónsul norteamericana en Cartagena contó en 1926 que dentro de su distrito, «un trabajador casado y con familia tenía gastos entre 25 y 30¢ diarios por persona, sin incluir la vivienda»

El trabajo asalariado en la zona bananera era así bastante supeditado. Los norteamericanos en Colombia percibían en los trabajadores una pereza intrínsica, que siempre los llevó fuera del sector capitalista

En cambio, podemos leer ese desplazimiento entre la agricultura de subsistencia y el trabajo asalariado como un mecanismo de ganar el capital necesario de mantener la familia y expandir las mejoras, o de complementar un bajo salario.

Más aún, la United dedujo 2% de los salarios para, se dijo, los servivios médicos dentro de la zona bananera. Pero en la práctica, los trabajadores no contaron con la posibilidad de consultar un médico o un hospital de calidad

El establecimiento de un hospital por cada 400 trabajadores, y un médico por cada 200, así figuró entre las demandas de la USM (#9).

El segundo grupo de demandas en la petición de la USM del 6 octubre (#1–3, 9) pidió el cumplimiento de las leyes vigentes sobre seguro de trabajo, higiene social, vivienda obrera, descanso dominical renumerado, así como la expansión de los servicios médicos

Muchos de los actores quienes participaron en la movilización obrera en la zona bananera reconocieron el el momento que sus demandas no fueron revolucionarias.

El 28 de octubre, y nuevamente el 6 de noviembre, el gerente rechazó a la delegación de los trabajadores. A comienzos de noviembre, unos días antes de la huelga, la USM le envió un telegrama al Congreso, en el cual dijo: “No es política sino justicia, es respeto a lay leyes, lo que solicitan»

Finalmente, el comité ejecutivo de la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena les entregó un ultimátum: o se acordaba negociar o los trabajadores iniciaron la huelga. el ministro de Guerra ordenó al general Carlos Cortés Vargas, quien estaba en Barranquilla, mover tres batallones a la zona bananera. Se le ordemo asegurar conservación del orden público.

la primera semana de diciembre, Alejandro Valbuena, el general Cortés y algunos cultivadores colombianos enviaron cantidades de telegramas a las autoridades en La Esperanza describiendo la situación como violenta

Después de varios días de huelga los obreros de la zona bananera en el Departamento del Magdalena, se enfrentaron con el ejército, desplegado allí para evitar alteraciones del orden público y “un golpe de mano” que tenían planeado los «comunistas».

Esto evidentemente contado en los medios de comunicación de la época!!! (Evidentemente impresos) la manipulación de estos medios como que no es nueva… Los primeros comunicados recibidos en Bogotá daban cuenta de que los huelguistas, hasta ese momento pacíficos, manipulados por agitadores comunistas, habían emprendido una revolución de tipo bolchevique cuyo primer paso era la degollina de los directivos de la United Fruit.

El 6 de diciembre, el coronel marchó con sus tropas, sobre todo antioqueñas, a la plaza cercana al ferrocarril, donde estaban congregados entre 2.000 y  4.000 huelguistas durmiendo, comiendo, charlando, esperando a que llegaran más compañeros, esperando al gobernador

Sonaron los tambores. Trescientos soldados se apostaron al costado norte de la plaza. En voz alta un capitán leyó el decreto de estado de sitio, que prohibía asambleas de más de tres personas. Los huelguistas y sus familias debían dispersarse en forma inmediata, concluyó.

Lo que no creían los trabajadores que pasaría, sucedió. En las horas que siguieron, las gentes de Ciénaga, encerradas en sus casas, oyeron pasar un camión de la basura, un tren con dirección al mar y el pito de un barco a la distancia.

El general Cortés Vargas informó a sus superiores que estos nueve, más cuatro más que murieron por sus heridas, fueron los únicos huelguistas muertos en la noche del 5 de diciembre. La gente de la zona, sin embargo, cree que fueron decenas, sino cientos los muertos.

Mientras huía de Ciénaga Raúl Eduardo Mahecha le contó a otros que sesenta personas habían sido asesinadas; Alberto Castrillón los estima en cuatrocientos. Muchos cuerpos, dicen, fueron rápidamente cargados en los trenes y arrojados al mar, y otros enterrados en fosas comunes

Después de la masacre el Gobierno disolvió la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena, que era la que había liderado la huelga. Después de la masacre los medios contribuyeron a crear confusión respecto de la cantidad de muertos, desacreditando al gobierno y a las fuerzas armadas.


Un comentario en «De Colombia: Más sobre los crimines de las bananeras [1929]»

Responder a La continental obrera, Octubre de 1929 – Número III – ACAT-AIT (Asociación Continental Americana de Trabajadores – Asociación Internacional de los Trabajadores) Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *