Una necesidad perentoria del movimiento obrero anarquista americano

Publicado en La Continental Obrera, órgano de la Asociación Continental Americana de los Trabajadores (Adherida a la A.I.T.), Número 3, Octubre de 1929

No podemos hablar con propiedad de un movimiento anarquista americano. Como aspiración de una parte de las masas populares y como movimiento orgánico, el anarquismo existe solamente en un número reducido de países. En los restantes es más que otra cosa una intención a realizar, intención que alientan grupos reducidos de camaradas en lucha contra ambientes adversos.

 El centro vital de ese movimiento lo constituye la Argentina. Existe en este país el más fuerte movimiento obrero de tendencias anarquistas del continente, la F.O.R.A., y un diario anarquista La Protesta-, lo que representa un esfuerzo de consideción que ha echado hondas raíces. Ningún movimiento en América y muy pocos en Europa durante los buenos tiempos de la propaganda, pudieron sostener un diario anarquista. En la Argentina esta publicación existe, no como accidente circunstancial determinado por un flujo de la propaganda, sino como una necesidad sentida por su numerosa colectividad anarquista.

 De la Argentina irradio la propaganda invadiendo paulatinamente el continente sudamericano. Puede observar claramente la línea de penetración seguida por las ideas a lo largo de las costas, bien sea por las rutas fluviales o marítimas. Siguiendo la via de los ríos nuestra propaganda se hizo fuerte en el litoral argentino y penetro en Paraguay. Siguiendo la costa marítima vemos las organizaciones libertarias se desarrollan a lo largo del Atlántico sin penetrar en el interior del Brasil. Por la costa del Pacifico nuestro movimiento se desarrolló en Chile, tuvo algunos centros de propaganda en Perú, y continuo hasta Ecuador donde se manifestó a través de algunos débiles intentos. Algunos centros anarquistas se formaron en Colombia, pero estos permanecen más bien bajo el radio de influencia de nuestro movimiento en el continente norte.

La propagada de los ideales sigue el mismo curso que el progreso de los pueblos. Irradia de los principales focos de población desarrollándose a lo largo de las costas para penetrar después en el ‘interior de los continentes.

La circulación incesante de los hombres es el principal factor de ese progreso. Por la costa del Atlántico es por donde nuestro movimiento se ha desarrollado’ con mayor vigor, y esto se explica por qué es el costado del continente más expuesto a las corrientes migratorias y a las alternativas del progreso.

El mismo movimiento de la Argentina ha surgido por el aporte constante de anarquistas europeos que se radicaron en estas playas.

A lo largo de las costas va nuestro movimiento gestándose y afirmándose paulatinamente en los países del continente. Un triángulo inmenso que tiene por base a Colombia, Venezuela, las Guayanas y Brasil, se extiende abarcando la mayor parte del continente sud y viniendo a morir al norte de la Argentina. Este triángulo se ve en absoluto privado de nuestra propaganda. Mientras nuestro movimiento no se vaya afirmando en las ciudades y pueblos que se extienden a lo largo de la costa, no hay que pensar en su penetración en esa vasta masa continental. Por eso afirmábamos al comenzar estas líneas, que la existencia de fuertes núcleos de propaganda en la Argentina y algunos otros países, no nos da derecho a hablar de un movimiento libertario propio en el continente.

Ese movimiento hay que suscitarlo, hay que amasarlo laboriosamente, y esa es tarea a la que deben colaborar todos los compañeros, grupos y organizaciones obreras libertarias que quieran de verdad trabaja r por la trasformación social.

En el continente norte nuestro movimiento es verdaderamente pobre. No obstante conocerse el anarquismo en Estados Unidos hace cerca de medio siglo, aún no pudo arraigar. En Estados Unidos no existe un verdadero movimiento libertario. Actúan solamente grupos anarquistas de otros países que mantienen las preocupaciones propias de su país de origen por encima del ambiente en que les toca desenvolver sus actividades. La prensa anarquista norteamericana se encuentra representada por algunos periódicos sin importancia. En cambio tenemos publicaciones anarquistas en español, en italiano, en judío, etc. ¿Es esto un bien? ¿No sería más práctico una identificación de los distintos grupos procurando, de acuerdo al ambiente de aquel país, desarrolla r un movimiento firme en lugar de reducir su labor a pequeñas colectividades que mantienen intereses no generales?

El anarquismo en América del norte tiene su representación principal en México. Arraigó en la Confederación General de Trabajadores, y pensamos que las decisiones tomadas en su séptimo congreso no han de perdurar. Las organizaciones revolucionarias están sujetas a continuas alternativas máxime en momentos como los que vive el pueblo mejicano. Los camaradas de México sabrán reaccionar a tiempo y volver a la C. G. T. por el cauce de las Ideas antiautoritarias y los métodos de la acción directa, desmentidos en una hora de crisis para la organización. De cualquier manera el congreso de la C. G. T. acusa inseguridad y pobreza mental para apreciar los problemas que diariamente se plantean a la consideración del proletariado revolucionario.

Aparte del movimiento de la C. G. T. no existen en América del norte sino grupos pequeños de camaradas diseminados en el resto de las republiquita s centro americanas. El único país donde existe un principio de movimiento obrero anarquista, es Guatemala. Merced al esfuerzo de los camaradas de allí fue posible sentar las bases de lo que con el tiempo se convertirá en un centro de actividades revolucionarias en Guatemala. Actualmente la reacción se ha desencadenado contra nuestros camaradas guatemaltecos, destruyendo las organizaciones de tendencias libertarias. La reacción no ha herido solamente nuestro movimiento en aquel país. La violencia autoritaria se ha descargado también sobre otros países de América dificultando el desarrollo de nuestro movimiento, cuando no reduciéndolo a cenizas. En casi todas las repúblicas sud americanas imperan caudillos que han reducido la libertad de obrar y de pensar a su mínima expresión. Se vive bajo la dictadura en Bolivia, Colombia, Venezuela, Paraguay y. en casi todas las repúblicas centro americanas. En el resto de los países, si bien no existen dictaduras de hecho, se oponen por lo menos toda clase de trabas al desarrollo de la propaganda revolucionaria.

El progreso de nuestras ideas se ve así seriamente dificultado por la creciente ola autoritaria que paulatinamente amenaza destruir todas las conquistas realizadas en el orden moral y material. La Asociación Continental Americana de los Trabajadores, al ser constituida, fijó su atención en la necesidad de contrarrestar el desarrollo de la autoridad y oponer una valla a las dictaduras existentes. De entonces acá el autoritarismo ha recrudecido y la Continental se ve imposibilitada de realizar ninguna tarea efectiva. Es preciso que todos los camaradas se apresten a dar a la A.C.A.T. la importancia que debe tener como órgano de relación y como medio de propaganda para desarrollar en América un movimiento libertario firme y definido. Lo más importante por ahora en que la reacción destruye uno a uno nuestros organismos, es no perder la relación entre» nosotros mismos. Necesitamos saber cuántos somos. Necesitamos más que nunca mantener un estrecho contacto. Estrechar frente a la reacción los vínculos que nos unen. Si perdemos en los momentos presentes la relación entre nosotros, costará después sacrificios aún mayores la reedificación de nuestros grupos y organizaciones. Una tarea perentoria es establecer frente a los obstáculos que desarticulan nuestra labor la reagrupación de todas nuestras fuerzas en torno a la Continental. No dejarse ganar por el espíritu de la duda. No perdernos de vista e informarnos mutuamente de la situación y alternativas de nuestros organismos en cada país. Justamente porque nuestro movimiento en América no ha echado raíces es porque esta tarea adquiere más importancia. Si dejamos que la reacción destruya nuestras organizaciones sin evitar que se pierdan sus esfuerzos, sus hombres, en fin, el débil basamento que deben necesariamente haber creado, después nos encontraremos nuevamente con que es necesario comenzar.

Por eso afirmamos que ahora más que nunca corresponde que todos los esfuerzos tiendan a mantener esa integridad del anarquismo continental en torno a la institución que para tal fin fue creada. El conocimiento recíproco de las condiciones en cada país y de la situación de nuestro movimiento, es lo más eficaz para evitar esa desintegración y propender por el contrario a ligar fuertemente todos nuestros esfuerzos en un propósito común.

M. VILLAR


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